CABLEADO EMOCIONAL
sábado, 1 de enero de 2011
sábado, 4 de diciembre de 2010
Aditi Shankardass: Una segunda opinión sobre trastornos de aprendizaje
“A pesar del hecho de que todos y cada uno de estos trastornos se originan en el cerebro, la mayoría de éstos son diagnosticados únicamente sobre la base de la conducta observable. Pero diagnosticar un trastorno cerebral sin de hecho ver el cerebro es equivalente a tratar a un paciente con un problema cardiaco basándose en los síntomas físicos, sin siquiera hacerle un ECG o una radiografía de tórax para ver el corazón. Me parecía tan intuitivo. Para diagnosticar y tratar un trastorno mental con precisión, sería necesario observar directamente en el cerebro. Al observar solamente la conducta se puede perder una pieza vital del rompecabezas y proporcionar una incompleta, o hasta equívoca, imagen de los problemas del niño. Sin embargo, a pesar de todos los avances en tecnología médica, el diagnóstico de trastornos del cerebro en uno de cada seis niños aún permanecía sumamente limitado.
Y entonces me topé con un equipo en la Universidad de Harvard que había tomado una de estas tecnologías médicas avanzadas y finalmente la había aplicado, en lugar de a la investigación del cerebro, al diagnóstico de trastornos cerebrales en niños. Su innovadora tecnología registra la EEG o la actividad eléctrica del cerebro en tiempo real, permitiéndonos observar el cerebro mientras realiza varias funciones para entonces detectar hasta la más sutil anomalía en cualquiera de estas funciones, visión, atención, lenguaje, audición. Un programa llamado Cartografía de Actividad Eléctrica del Cerebro triangula entonces la fuente de esa anomalía en el cerebro. Y otro programa llamado Cartografía de Probabilidad Estadística realiza entonces cálculos matemáticos para determinar si cualquiera de estas anomalías es clínicamente significativa, permitiéndonos proporcionar un mucho más preciso diagnóstico neurológico de los síntomas del niño. Y entonces me convertí en la jefa de neurofisiología del brazo clínico de este equipo. Y finalmente podemos usar esta tecnología para ayudar de hecho a niños con problemas cerebrales. Y me alegra decir que estoy en el proceso de establecer esta tecnología aquí en la India.
Quisiera contarles a ustedes acerca de un niño de este tipo, cuya historia también fue cubierta por la cadena de noticias ABC. Justin Senigar, de siete años de edad llegó a nuestra clínica con un diagnóstico de autismo muy severo. Como muchos niños autistas su mente estaba encerrada dentro de su cuerpo. Había momentos en que de hecho su mente se ausentaba por algunos segundos a la vez. Y los doctores le dijeron a sus padres que nunca podría comunicarse o interactuar socialmente, y que probablemente nunca tendría mucho lenguaje.
Cuando utilizamos esta innovadora tecnología EEG para ver efectivamente el cerebro de Justin,los resultados fueron asombrosos. Resultó que Justin casi no era ciertamente autista. Estaba padeciendo de convulsiones cerebrales que eran imposibles de observar a simple vista, pero que de hecho le estaban causando síntomas que imitaban a los del autismo. Después de que Justin recibió medicamento anticonvulsivo, el cambio en él fue impresionante. Dentro de un periodo de 60 días, su vocabulario pasó de dos o tres palabras a 300 palabras. Y su interacción comunicativa y social mejoró tan dramáticamente,que lo inscribieron en la escuela regular e incluso se convirtió en un supercampeón de karate.
Las investigaciones muestran que el 50 por ciento de los niños, casi 50 por ciento de los niños diagnosticados con autismo en realidad sufren de convulsiones cerebrales ocultas. Éstas son las caras de los niños que yo he examinado con historias exactamente como las de Justin. Todos estos niños llegaron a nuestra clínica con un diagnóstico de autismo, trastorno de déficit de atención, retraso mental, problemas de lenguaje. En su lugar, nuestros escáners EEG revelaron problemas muy específicos ocultos dentro de sus cerebros que no podrían haber sido detectados mediante valoraciones conductuales. Así es que estos escáners EEG nos permitieron proporcionar a estos niños un diagnóstico neurológico mucho más preciso y un tratamiento mucho más dirigido.
Por demasiado tiempo ya, niños con trastornos de desarrollo han sufrido por diagnósticos equivocados mientras que sus problemas reales no han sido detectados y han permanecido para empeorar. Y por demasiado tiempo ya, estos niños y sus padres han padecido frustración y desesperación indebida. Pero estamos ahora en una nueva era de neurociencia, en la que finalmente podemos ver directamente la función del cerebro en tiempo real sin riesgos y sin efectos colaterales, de manera no invasiva, y encontrar la verdadera fuente de tantas incapacidades infantiles.
Así es que si pudiera inspirar apenas a una fracción de ustedes en el público hoy para que compartan este enfoque de diagnóstico con aunque sea un padre cuyo hijo esté padeciendo un trastorno de desarrollo, entonces quizás un enigma más en un cerebro más será resuelto. Una mente más será desbloqueada. Y un niño más que ha sido diagnosticado equívocamente, o incluso no diagnosticado por el sistema, reconocerá finalmente su potencial real mientras todavía haya tiempo para que su cerebro se recupere. Y todo esto, simplemente, por medio de la observación de las ondas cerebrales del niño."
El video en español de eta presentación lo puede ver en http://www.ted.com/talks/lang/spa/aditi_shankardass_a_second_opinion_on_learning_disorders.html
Y entonces me topé con un equipo en la Universidad de Harvard que había tomado una de estas tecnologías médicas avanzadas y finalmente la había aplicado, en lugar de a la investigación del cerebro, al diagnóstico de trastornos cerebrales en niños. Su innovadora tecnología registra la EEG o la actividad eléctrica del cerebro en tiempo real, permitiéndonos observar el cerebro mientras realiza varias funciones para entonces detectar hasta la más sutil anomalía en cualquiera de estas funciones, visión, atención, lenguaje, audición. Un programa llamado Cartografía de Actividad Eléctrica del Cerebro triangula entonces la fuente de esa anomalía en el cerebro. Y otro programa llamado Cartografía de Probabilidad Estadística realiza entonces cálculos matemáticos para determinar si cualquiera de estas anomalías es clínicamente significativa, permitiéndonos proporcionar un mucho más preciso diagnóstico neurológico de los síntomas del niño. Y entonces me convertí en la jefa de neurofisiología del brazo clínico de este equipo. Y finalmente podemos usar esta tecnología para ayudar de hecho a niños con problemas cerebrales. Y me alegra decir que estoy en el proceso de establecer esta tecnología aquí en la India.
Quisiera contarles a ustedes acerca de un niño de este tipo, cuya historia también fue cubierta por la cadena de noticias ABC. Justin Senigar, de siete años de edad llegó a nuestra clínica con un diagnóstico de autismo muy severo. Como muchos niños autistas su mente estaba encerrada dentro de su cuerpo. Había momentos en que de hecho su mente se ausentaba por algunos segundos a la vez. Y los doctores le dijeron a sus padres que nunca podría comunicarse o interactuar socialmente, y que probablemente nunca tendría mucho lenguaje.
Cuando utilizamos esta innovadora tecnología EEG para ver efectivamente el cerebro de Justin,los resultados fueron asombrosos. Resultó que Justin casi no era ciertamente autista. Estaba padeciendo de convulsiones cerebrales que eran imposibles de observar a simple vista, pero que de hecho le estaban causando síntomas que imitaban a los del autismo. Después de que Justin recibió medicamento anticonvulsivo, el cambio en él fue impresionante. Dentro de un periodo de 60 días, su vocabulario pasó de dos o tres palabras a 300 palabras. Y su interacción comunicativa y social mejoró tan dramáticamente,que lo inscribieron en la escuela regular e incluso se convirtió en un supercampeón de karate.
Las investigaciones muestran que el 50 por ciento de los niños, casi 50 por ciento de los niños diagnosticados con autismo en realidad sufren de convulsiones cerebrales ocultas. Éstas son las caras de los niños que yo he examinado con historias exactamente como las de Justin. Todos estos niños llegaron a nuestra clínica con un diagnóstico de autismo, trastorno de déficit de atención, retraso mental, problemas de lenguaje. En su lugar, nuestros escáners EEG revelaron problemas muy específicos ocultos dentro de sus cerebros que no podrían haber sido detectados mediante valoraciones conductuales. Así es que estos escáners EEG nos permitieron proporcionar a estos niños un diagnóstico neurológico mucho más preciso y un tratamiento mucho más dirigido.
Por demasiado tiempo ya, niños con trastornos de desarrollo han sufrido por diagnósticos equivocados mientras que sus problemas reales no han sido detectados y han permanecido para empeorar. Y por demasiado tiempo ya, estos niños y sus padres han padecido frustración y desesperación indebida. Pero estamos ahora en una nueva era de neurociencia, en la que finalmente podemos ver directamente la función del cerebro en tiempo real sin riesgos y sin efectos colaterales, de manera no invasiva, y encontrar la verdadera fuente de tantas incapacidades infantiles.
Así es que si pudiera inspirar apenas a una fracción de ustedes en el público hoy para que compartan este enfoque de diagnóstico con aunque sea un padre cuyo hijo esté padeciendo un trastorno de desarrollo, entonces quizás un enigma más en un cerebro más será resuelto. Una mente más será desbloqueada. Y un niño más que ha sido diagnosticado equívocamente, o incluso no diagnosticado por el sistema, reconocerá finalmente su potencial real mientras todavía haya tiempo para que su cerebro se recupere. Y todo esto, simplemente, por medio de la observación de las ondas cerebrales del niño."
El video en español de eta presentación lo puede ver en http://www.ted.com/talks/lang/spa/aditi_shankardass_a_second_opinion_on_learning_disorders.html
viernes, 19 de noviembre de 2010
lunes, 15 de noviembre de 2010
Incompetencia emocional....nuestra incapacidad de saber que nos esta pasando
En el libro “La educación del ser emocional”, Juan Casassus, establece en uno de sus capítulos las características de nuestra propias incompetencias emocionales, es decir un estado de no tomar conciencia sobre lo que nos esta ocurriendo emocionalmente y que causas y efectos provoca en nuestro ser dicha situación.
El autor plantea que existe un plano de inconciencia emocional que se relaciona con uno mismo, donde sus principales características son:
a) No darnos cuenta de lo que sentimos, por falta se sintonía interna o de educación de nuestro propio cuerpo en torno a sus pulsaciones emocionales. Cuantas veces escuchamos de nosotros mismo o de otras personas: “no se que me pasa”. De eso estamos hablando, de una incapacidad de reconocer que nos ocurre, donde nuestro cuerpo y nuestras emociones quedan a la deriva del camino.
b) No ser capaces de nombrar o de comunicar a otros que nos esta ocurriendo. Esta otra situación también nos ocurre con frecuencia, desde la clásica declaración de “no me pasa nada” hasta nuestra incapacidad de colocar nombre a lo que estamos sintiendo.
c) No darnos cuenta de porque estamos como estamos. Es decir una barrera interna que no nos permite asumir y reconocer el porque del estado de nuestra existencia en determinado momento estableciendo entonces generalidades como “yo siempre he sido ahí” o “yo soy así y punto”. De esta forma verbal no damos ni nos permitimos tomar conciencia de que nos ocurre y porque.
d) No ser capaces de aceptar lo que nos ocurre e intentar colocarnos en un plano del deber ser y de lo que nos gustaría sentir en determinado momento, desconectándonos de nuestras propias vías de comunicación interna.
e) Asumir que lo que nos pasa es un todo omnipotente donde nada ni nadie puede cambiar el destino de las cosas, situación que es muy general desde el punto de vista de nuestras propias construcciones (generalizaciones), donde las respuestas que construimos nos llevan al inmovilismo y al sufrimiento.
Pensemos en cada una de estas situaciones, en cuantas veces nos han ocurrido en nuestra vida y en cuatas de esas oportunidades han sido signo de sufrimiento y de pesar en nuestra existencia. ¿Qué hubiese ocurrido si hubiésemos tenido más herramientas y una mejor conexión con nuestra propia corporalidad?
Estamos a tiempo de ir aprendiendo a establecer estas conexiones y a dejar de ser ignorantes de nuestra propia vida.
El autor plantea que existe un plano de inconciencia emocional que se relaciona con uno mismo, donde sus principales características son:
a) No darnos cuenta de lo que sentimos, por falta se sintonía interna o de educación de nuestro propio cuerpo en torno a sus pulsaciones emocionales. Cuantas veces escuchamos de nosotros mismo o de otras personas: “no se que me pasa”. De eso estamos hablando, de una incapacidad de reconocer que nos ocurre, donde nuestro cuerpo y nuestras emociones quedan a la deriva del camino.
b) No ser capaces de nombrar o de comunicar a otros que nos esta ocurriendo. Esta otra situación también nos ocurre con frecuencia, desde la clásica declaración de “no me pasa nada” hasta nuestra incapacidad de colocar nombre a lo que estamos sintiendo.
c) No darnos cuenta de porque estamos como estamos. Es decir una barrera interna que no nos permite asumir y reconocer el porque del estado de nuestra existencia en determinado momento estableciendo entonces generalidades como “yo siempre he sido ahí” o “yo soy así y punto”. De esta forma verbal no damos ni nos permitimos tomar conciencia de que nos ocurre y porque.
d) No ser capaces de aceptar lo que nos ocurre e intentar colocarnos en un plano del deber ser y de lo que nos gustaría sentir en determinado momento, desconectándonos de nuestras propias vías de comunicación interna.
e) Asumir que lo que nos pasa es un todo omnipotente donde nada ni nadie puede cambiar el destino de las cosas, situación que es muy general desde el punto de vista de nuestras propias construcciones (generalizaciones), donde las respuestas que construimos nos llevan al inmovilismo y al sufrimiento.
Pensemos en cada una de estas situaciones, en cuantas veces nos han ocurrido en nuestra vida y en cuatas de esas oportunidades han sido signo de sufrimiento y de pesar en nuestra existencia. ¿Qué hubiese ocurrido si hubiésemos tenido más herramientas y una mejor conexión con nuestra propia corporalidad?
Estamos a tiempo de ir aprendiendo a establecer estas conexiones y a dejar de ser ignorantes de nuestra propia vida.
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